Bienvenido al Blog de La Biblioteca Escolar de la Escuela Superior Miguel Meléndez Muñoz de Cayey. Nuestra Biblioteca atiende matrícula de los grados secundarios(9no a 12mo grado).En este blog encontrarás información sobre: horario de servicio, las diferentes actividades que se realizan en nuestra escuela,servicios tanto para nuestros estudiantes, maestros y padres. También todos los proyectos nuevos de lo que participamos. Te invito a que nos visites y disfrutes de esta gran experiencia.
viernes, 28 de septiembre de 2012
Orientación de los servicios que se ofrecen en la biblioteca del equipo combinado (10-11 y 10-12)
El miercoles 26 de septiembre los estudiantes de décimo grado de los grupos 10-11 y 10-12 tuvieron la oportunidad de ir a la biblioteca con su profesora de Historia la Srta. Aida Mendoza. Estos recibieron la orientación sobre todo las normas, proyectos especiales y áreas de la biblioteca .
Taller Bivecas 2012
Ayer 27 de septiembre tuve la oportunidad de participar de un taller de Bivecas 21 en la Esc. José Horacio Cora de Arroyo . Esta escuela es una del Siglo XXI. Me encanto la biblioteca y la escuela esta bien bonita.
martes, 25 de septiembre de 2012
Actividad de la Cruz Roja en la biblioteca
El 19 de septiembre la Cruz Roja visito nuestra biblioteca para llevar a cabo una sangria . Gracias a todos los estudiantes , maestros , padres y ex alumnos por hacer este gran regalo de vida de donar sangre . Nunca sabemos cuando la vamos a necesitar .
Orientación del equipo 2 (10-6 a 10-10)
Gracias a la Sra Emily Echevarría , maestra de inglés, por su cooperación .
Los estudiantes del equipo 2 de nuestra escuela recibieron oerientación sobre todo lo relacionado con el uso y funcionamiento de nuestra biblioteca. Conocieron las áreas y proyectos especiales así como las normas de la biblioteca.
Ayudantes de la biblioteca
Estudiantes de Liberty College llegaron a la biblioteca a realizar labor comunitaria de 40 horas. Gracias chicas por toda su ayuda.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Taller mapas interactivos
Hoy 14 de septiembre tuvimos la oportunidad de tomar un taller sobre los mapas interactivos . Participamos la bibliotecaria y la Srta. Aida Mendoza maestra de Historia de nuestra escuela El taller se llevo a cabo por la compania Editorial Cultural en el Centro de Convenciones del Hotel Sheraton en San Juan.
Lo presentado estoy segura que sera una gran herramienta para nuestros maestros y estudiantes .
Lo presentado estoy segura que sera una gran herramienta para nuestros maestros y estudiantes .
Asamblea de padres 2012-2013
El 12 de septiembre se celebró en nuestra escuela la Asamblea de padres de este nuevo año escolar. La misma fue toda un éxito . Aproveche la ocasión para orientar a los padres sobre la importancia de su participación dentro de nuestra biblioteca y para la divulgación del Proyecto Especial Bivecas 21 a toda la comunidad escolar.
Orientación sobre BIvecas21 al equipo 2 (10-6 a 10-10)
El 29 de agosto tuve la oportunidad de presentarles a los estudiantes del equipo 2 ( 10-6 a 10-10) las bases de datos del proyecto especial Bivecas21 . Estas les seran muy útiles para todas sus clases. La Srta. Maria V. Rodríguez, maestra de español de este equipo ,me solicito que les presentara las bases de datos donde ellos van a poder leer las novelas que se le asignaran en su clase.
Orientación sobre los servicios bibliotecarios al equipo 1 (10-1 a 10-5)
El 5 de septiembre de 2012 tuve la oportunidad de ofrecerles a los estudiantes del equipo 1 de nuestra escuela la orientación sobre nuestra biblioteca. Se les presento las áreas , los servicios que se ofrecen , proyectos especiales, normas de la biblioteca entre otras cosas.
Gracias al sr AlexisOrtiz , maestro de Inglés, por su cooperación
Gracias al sr AlexisOrtiz , maestro de Inglés, por su cooperación
Orientación Bivecas 21 al equipo I (10-1 a 10-5)
Ayer 13 de septiembre de 2012 tuve la oportunidad de presentarles a los estudiantes del equipo 1 ( 10-1 A 10-5) las bases de datos del proyecto especial Bivecas21 junto a su maestra de español la Sra. Irma Cintrón . Tuvieron la oportunidad de conocer las bases de datos que van a utilizar para leer los libros asignados por su maestra de español .
Jóvenes espero que lo presentado hoy les sirva de mucha ayuda. Estamos para ayudarte .
Ayer
martes, 4 de septiembre de 2012
Historia del movimiento obrero en Puerto Rico
Desarrollo del movimiento obrero puertorriqueño entre 1898 y 1940
Escrito por Alejandro Torres Rivera
Apuntes para el estudio del desarrollo del movimiento obrero puertorriqueño entre 1898 y 1940
Sugerir como base de la discusión el desarrollo económico, político y social de Puerto Rico, desde la llegada de los norteamericanos, hasta la década de 1940 supone una tarea de síntesis que no siempre es posible acometer con éxito. Más aún, pretender presentar a un grupo de trabajadores una síntesis de este periodo histórico dentro del marco del tiempo limitado que nos provee este tipo de seminario, donde sabemos será intensa la cantidad de datos que pretendemos les llegue como parte del proceso de educación sindical, es tarea por demás difícil. Sin embargo, si pretendemos identificar hacia dónde debemos dirigirnos en el desarrollo de nuestras estrategias de lucha sindical, justo es conocer la historia de aquellos y aquellas que nos precedieron en sus luchas de manera que no solo inspiren las actuales, sino que en sus aciertos y desaciertos encontremos lecciones que nos sirvan para nuestras tareas futuras. Por eso la historia hay que conocerla, sabiendo que en ocasiones, la primera vez, los hechos se nos presentan como verdad, la segunda, como tragedia. Condiciones existentes en el país a finales del Siglo XIX: Los años transcurridos entre el momento de la Invasión de Estados Unidos a Puerto Rico y el inicio de la década de 1940, constituye un período crítico en nuestra historia. En él se establecen los cimientos de los diferentes modelos de dependencia económica, política e ideológica en nuestro país. Para entender los mismos resulta necesario ubicarnos en lo que era el contexto socio económico de Puerto Rico al cierre del siglo pasado. Algunos datos que ilustran las condiciones prevalecientes al momento de la Invasión, son los siguientes: de una población cercana a un millón de habitantes, el 21.4% residía en zonas urbanas, mientras el 78.6% lo hacía en zonas rurales. La fuerza de trabajo, compuesta mayormente por campesinos, era virtualmente analfabeta. De hecho, a la altura de 1899, el analfabetismo en el país alcanzaba el 79.6% de la población. En ese Puerto Rico al cual nos referimos, en el grupo de trabajadores asalariados que lo componían 657,738 personas, incluyendo niños, tan solo la mitad tenía un empleo regular. En el país solo el 11.8% de la población sobrepasaba los 45 años. La mayoría de los que trabajaban estaban sujetos a un jornal diario. En las plantaciones de azúcar era entre 35 a 50 centavos en moneda provincial, aunque en el caso de las mujeres y los niños, el mismo era entre 25 a 30 centavos. Los trabajadores del tabaco tenían un ingreso de 40 centavos, mientras los del café 25 centavos. Las jornadas de trabajo eran desde el amanecer hasta el anochecer. Los empleados diestros, que eran más afortunados, devengaban un ingreso de 60 a 75 centavos. La vestimenta del campesino, en el mejor de los casos, la componían dos mudas de ropa, aunque en el caso de los niños, era usual que estuvieran desnudos. De la población existente, 700 mil carecían de zapatos, 150 mil los usaban esporádicamente, y solo 50 mil de manera permanente. No existían sistemas sanitarios, la dieta era pésima y las condiciones de vivienda no eran mejores. Véase Gonzalo F. Córdova, Santiago Iglesias: Creador del Movimiento Obrero de Puerto Rico, Capítulo 1, págs. 13-19. Las primeras manifestaciones de organización obrera en Puerto Rico las encontraremos años antes. Estas primeras expresiones se encuentran vinculadas a organizaciones de asistencia mutua y solidaridad, como también a aquellas con fines recreativos desarrolladas por parte de los grupos artesanales que ya, desde 1868, existían en el país. La realidad de un movimiento obrero con características más clasistas, sin embargo, surge ya en las postrimerías del siglo XIX. Hacia el cierre del siglo XIX existe una correspondencia en tiempo en tres eventos que marcarán el inicio del desarrollo de un verdadero movimiento obrero visto éste como fuerza social y política: el primero de ellos, la llegada a Puerto Rico de Santiago Iglesias Pantín el 26 de diciembre de 1896; el segundo de ellos, la instalación del Gabinete Autonómico, resultante de la Carta Autonómica del 25 de noviembre del 1897, el 11 de febrero de 1898; y finalmente, el inicio de la hostilidades militares en Puerto Rico a raíz de la Guerra Hispano-cubano-americana de 1898 y el eventual cambio de soberanía entre el poder colonial español y el estadounidense. La presencia de Santiago Iglesias Pantín y su importancia para el movimiento obrero Iglesias Pantín llega al país precedido por un historial de militancia obrera dentro de las corrientes anarco-sindicalistas en boga en España a partir del año 1868. El anarquismo, de donde tiene origen esta corriente, constituyó inicialmente una de las principales tendencias del pensamiento socialista que convergían en la Asociación Internacional de los Trabajadores, también conocida como la “Primera Internacional Comunista”. Su influencia en España fue tal que al surgir en 1873 la polémica al interior de dicha Asociación entre las propuestas de acción impulsadas por Bakunin frente a aquellas defendidas por Marx y Engels sobre el papel del movimiento obrero, la Sección española tomó partido por el sector bakunista o anarquista. El anarquismo como tal impulsa la tesis de la absoluta libertad del individuo, la abolición de la propiedad privada y del Estado. Plantea un rechazo categórico a todo tipo de autoridad. La palabra “anarquismo”proviene del griego anarchia, que significa “sin principio, sin autoridad”. Como tal, esta corriente niega el papel del Estado como estructura organizadora de la sociedad. El anarco-sindicalismo por su parte, atribuía a los sindicatos un papel fundamental en la lucha emancipadora de los trabajadores, en la revolución social y en la creación de una nueva sociedad que fuera capaz de reemplazar a la sociedad capitalista. Mientras considera a los sindicatos como la única expresión de organización de la clase trabajadora, rechaza así la necesidad de que los trabajadores se organicen en un partido del proletariado con miras a la toma del poder gubernamental para así, desde el control del Estado, promover leyes que transformen las condiciones materiales de vida de la clase obrera. Dentro de sus principios esenciales, propugnaba por el apoliticismo respecto a los partidos tradicionales, por la acción directa en la cual los trabajadores resolvieran a través de la negociación colectiva con los patronos, sin mediación del Estado, sus conflictos. Para esta corriente del pensamiento anarquista, la “huelga general” constituía el instrumento de cambio idóneo en la sociedad. Tanto para anarquistas como comunistas, los obreros no tenían por qué guardarle lealtades a conceptos tales como “ la patria”o “ la nación”. Tales visiones, a juicio de ellos, tan solo eran el producto de la ideología burguesa en la sociedad dirigidas a perpetuar la dominación del capital y a dividir a los trabajadores en el plano de la lucha de clases. La única lealtad reconocida era la de su clase; la única patria reconocida por los trabajadores era su centro de trabajo. De ahí que en el Iglesias Pantín que llega a nuestras costas en 1896, ni las lealtades a la Corona Española; ni la lealtad al país que le acogía desde el punto de vista nacional y de sus nuevas instituciones; ni la lealtad al poder económico entonces en manos de hacendados y comerciantes extranjeros o peninsulares, fuera un factor político de importancia que le hiciera distinguir entre españoles, criollos, o estadounidenses, en el contexto de un futuro conflicto político y militar entre las potencias imperialistas que representaban en aquel momento Estados Unidos o España. Es por esto que al sobrevenir apenas unos catorce meses después de su llegada la instalación de un Gabinete Autonómico, constituido mediante la Carta Autonómica de 1897, para Iglesias, dicho cambio no presentaba un evento de real importancia. El nuevo Gobierno no conllevaba modificaciones que implicaran rupturas políticas en las relaciones de España respecto a Puerto Rico. Desde el punto de vista económico, lo cierto es que dicho cambio por sí mismo, es decir la llegada de un gobierno autonómico, tampoco significaba una modificación en las relaciones de producción, ni un mejoramiento en las condiciones materiales de vida de los sectores trabajadores del país. Esta percepción vino a ser corroborada por Iglesias el 25 de marzo de 1898, cuando tiene efecto en San Juan la primera demostración obrera de carácter público convocada por trabajadores organizados en Puerto Rico. Allí, alrededor de 3 mil trabajadores reunidos en el Teatro Municipal, demandaron del nuevo Gobierno Autonómico el reconocimiento de sus derechos civiles, políticos y sociales. Esta Asamblea, sin embargo, fue disuelta por orden del entonces Ministro de Gobernación, el Sr. Luis Muñoz Rivera. Hay quien indica que esta actitud de Muñoz Rivera era indicativo del distanciamiento existente entre los intereses económicos defendidos por Gobierno Autonómico de una parte y los sectores trabajadores, en particular los urbanos, de otra. La misma contribuía a sembrar en la conciencia de los trabajadores en relación al nuevo gobierno autonómico, la misma suspicacia y falta de confianza que antes tenían en relación al ejercicio colonial directo por parte del Gobierno Español. El 1ro. de mayo de 1897 había visto la luz el primer periódico obrero en Puerto Rico, titulado “Ensayo Obrero”, en cuya dirección se encontraba Iglesias Pantín junto a otros de sus compañeros. El “Grupo de Estudios Sociales “, nos indica Córdova en la citada obra, “era el foro creado para ofrecer conferencias y en el cual se discutía sobre las ideas de reivindicación social y la personalidad del trabajo...” Igualmente en esa fecha se celebró en San Juan, por primera vez, el Día Internacional de los Trabajadores.
Escrito por Alejandro Torres Rivera
Apuntes para el estudio del desarrollo del movimiento obrero puertorriqueño entre 1898 y 1940
Sugerir como base de la discusión el desarrollo económico, político y social de Puerto Rico, desde la llegada de los norteamericanos, hasta la década de 1940 supone una tarea de síntesis que no siempre es posible acometer con éxito. Más aún, pretender presentar a un grupo de trabajadores una síntesis de este periodo histórico dentro del marco del tiempo limitado que nos provee este tipo de seminario, donde sabemos será intensa la cantidad de datos que pretendemos les llegue como parte del proceso de educación sindical, es tarea por demás difícil. Sin embargo, si pretendemos identificar hacia dónde debemos dirigirnos en el desarrollo de nuestras estrategias de lucha sindical, justo es conocer la historia de aquellos y aquellas que nos precedieron en sus luchas de manera que no solo inspiren las actuales, sino que en sus aciertos y desaciertos encontremos lecciones que nos sirvan para nuestras tareas futuras. Por eso la historia hay que conocerla, sabiendo que en ocasiones, la primera vez, los hechos se nos presentan como verdad, la segunda, como tragedia. Condiciones existentes en el país a finales del Siglo XIX: Los años transcurridos entre el momento de la Invasión de Estados Unidos a Puerto Rico y el inicio de la década de 1940, constituye un período crítico en nuestra historia. En él se establecen los cimientos de los diferentes modelos de dependencia económica, política e ideológica en nuestro país. Para entender los mismos resulta necesario ubicarnos en lo que era el contexto socio económico de Puerto Rico al cierre del siglo pasado. Algunos datos que ilustran las condiciones prevalecientes al momento de la Invasión, son los siguientes: de una población cercana a un millón de habitantes, el 21.4% residía en zonas urbanas, mientras el 78.6% lo hacía en zonas rurales. La fuerza de trabajo, compuesta mayormente por campesinos, era virtualmente analfabeta. De hecho, a la altura de 1899, el analfabetismo en el país alcanzaba el 79.6% de la población. En ese Puerto Rico al cual nos referimos, en el grupo de trabajadores asalariados que lo componían 657,738 personas, incluyendo niños, tan solo la mitad tenía un empleo regular. En el país solo el 11.8% de la población sobrepasaba los 45 años. La mayoría de los que trabajaban estaban sujetos a un jornal diario. En las plantaciones de azúcar era entre 35 a 50 centavos en moneda provincial, aunque en el caso de las mujeres y los niños, el mismo era entre 25 a 30 centavos. Los trabajadores del tabaco tenían un ingreso de 40 centavos, mientras los del café 25 centavos. Las jornadas de trabajo eran desde el amanecer hasta el anochecer. Los empleados diestros, que eran más afortunados, devengaban un ingreso de 60 a 75 centavos. La vestimenta del campesino, en el mejor de los casos, la componían dos mudas de ropa, aunque en el caso de los niños, era usual que estuvieran desnudos. De la población existente, 700 mil carecían de zapatos, 150 mil los usaban esporádicamente, y solo 50 mil de manera permanente. No existían sistemas sanitarios, la dieta era pésima y las condiciones de vivienda no eran mejores. Véase Gonzalo F. Córdova, Santiago Iglesias: Creador del Movimiento Obrero de Puerto Rico, Capítulo 1, págs. 13-19. Las primeras manifestaciones de organización obrera en Puerto Rico las encontraremos años antes. Estas primeras expresiones se encuentran vinculadas a organizaciones de asistencia mutua y solidaridad, como también a aquellas con fines recreativos desarrolladas por parte de los grupos artesanales que ya, desde 1868, existían en el país. La realidad de un movimiento obrero con características más clasistas, sin embargo, surge ya en las postrimerías del siglo XIX. Hacia el cierre del siglo XIX existe una correspondencia en tiempo en tres eventos que marcarán el inicio del desarrollo de un verdadero movimiento obrero visto éste como fuerza social y política: el primero de ellos, la llegada a Puerto Rico de Santiago Iglesias Pantín el 26 de diciembre de 1896; el segundo de ellos, la instalación del Gabinete Autonómico, resultante de la Carta Autonómica del 25 de noviembre del 1897, el 11 de febrero de 1898; y finalmente, el inicio de la hostilidades militares en Puerto Rico a raíz de la Guerra Hispano-cubano-americana de 1898 y el eventual cambio de soberanía entre el poder colonial español y el estadounidense. La presencia de Santiago Iglesias Pantín y su importancia para el movimiento obrero Iglesias Pantín llega al país precedido por un historial de militancia obrera dentro de las corrientes anarco-sindicalistas en boga en España a partir del año 1868. El anarquismo, de donde tiene origen esta corriente, constituyó inicialmente una de las principales tendencias del pensamiento socialista que convergían en la Asociación Internacional de los Trabajadores, también conocida como la “Primera Internacional Comunista”. Su influencia en España fue tal que al surgir en 1873 la polémica al interior de dicha Asociación entre las propuestas de acción impulsadas por Bakunin frente a aquellas defendidas por Marx y Engels sobre el papel del movimiento obrero, la Sección española tomó partido por el sector bakunista o anarquista. El anarquismo como tal impulsa la tesis de la absoluta libertad del individuo, la abolición de la propiedad privada y del Estado. Plantea un rechazo categórico a todo tipo de autoridad. La palabra “anarquismo”proviene del griego anarchia, que significa “sin principio, sin autoridad”. Como tal, esta corriente niega el papel del Estado como estructura organizadora de la sociedad. El anarco-sindicalismo por su parte, atribuía a los sindicatos un papel fundamental en la lucha emancipadora de los trabajadores, en la revolución social y en la creación de una nueva sociedad que fuera capaz de reemplazar a la sociedad capitalista. Mientras considera a los sindicatos como la única expresión de organización de la clase trabajadora, rechaza así la necesidad de que los trabajadores se organicen en un partido del proletariado con miras a la toma del poder gubernamental para así, desde el control del Estado, promover leyes que transformen las condiciones materiales de vida de la clase obrera. Dentro de sus principios esenciales, propugnaba por el apoliticismo respecto a los partidos tradicionales, por la acción directa en la cual los trabajadores resolvieran a través de la negociación colectiva con los patronos, sin mediación del Estado, sus conflictos. Para esta corriente del pensamiento anarquista, la “huelga general” constituía el instrumento de cambio idóneo en la sociedad. Tanto para anarquistas como comunistas, los obreros no tenían por qué guardarle lealtades a conceptos tales como “ la patria”o “ la nación”. Tales visiones, a juicio de ellos, tan solo eran el producto de la ideología burguesa en la sociedad dirigidas a perpetuar la dominación del capital y a dividir a los trabajadores en el plano de la lucha de clases. La única lealtad reconocida era la de su clase; la única patria reconocida por los trabajadores era su centro de trabajo. De ahí que en el Iglesias Pantín que llega a nuestras costas en 1896, ni las lealtades a la Corona Española; ni la lealtad al país que le acogía desde el punto de vista nacional y de sus nuevas instituciones; ni la lealtad al poder económico entonces en manos de hacendados y comerciantes extranjeros o peninsulares, fuera un factor político de importancia que le hiciera distinguir entre españoles, criollos, o estadounidenses, en el contexto de un futuro conflicto político y militar entre las potencias imperialistas que representaban en aquel momento Estados Unidos o España. Es por esto que al sobrevenir apenas unos catorce meses después de su llegada la instalación de un Gabinete Autonómico, constituido mediante la Carta Autonómica de 1897, para Iglesias, dicho cambio no presentaba un evento de real importancia. El nuevo Gobierno no conllevaba modificaciones que implicaran rupturas políticas en las relaciones de España respecto a Puerto Rico. Desde el punto de vista económico, lo cierto es que dicho cambio por sí mismo, es decir la llegada de un gobierno autonómico, tampoco significaba una modificación en las relaciones de producción, ni un mejoramiento en las condiciones materiales de vida de los sectores trabajadores del país. Esta percepción vino a ser corroborada por Iglesias el 25 de marzo de 1898, cuando tiene efecto en San Juan la primera demostración obrera de carácter público convocada por trabajadores organizados en Puerto Rico. Allí, alrededor de 3 mil trabajadores reunidos en el Teatro Municipal, demandaron del nuevo Gobierno Autonómico el reconocimiento de sus derechos civiles, políticos y sociales. Esta Asamblea, sin embargo, fue disuelta por orden del entonces Ministro de Gobernación, el Sr. Luis Muñoz Rivera. Hay quien indica que esta actitud de Muñoz Rivera era indicativo del distanciamiento existente entre los intereses económicos defendidos por Gobierno Autonómico de una parte y los sectores trabajadores, en particular los urbanos, de otra. La misma contribuía a sembrar en la conciencia de los trabajadores en relación al nuevo gobierno autonómico, la misma suspicacia y falta de confianza que antes tenían en relación al ejercicio colonial directo por parte del Gobierno Español. El 1ro. de mayo de 1897 había visto la luz el primer periódico obrero en Puerto Rico, titulado “Ensayo Obrero”, en cuya dirección se encontraba Iglesias Pantín junto a otros de sus compañeros. El “Grupo de Estudios Sociales “, nos indica Córdova en la citada obra, “era el foro creado para ofrecer conferencias y en el cual se discutía sobre las ideas de reivindicación social y la personalidad del trabajo...” Igualmente en esa fecha se celebró en San Juan, por primera vez, el Día Internacional de los Trabajadores.
Día Internacional del Trabajo en Estados Unidos
Aqui tienen la imformación que necesitan para realizar el trabajo de Historia de los Estados Unidos de la Profesora Aida Mendoza
El Día internacional de los Trabajadores, el Primero de Mayo, es la fiesta del Movimiento Obrero Mundial. Desde su establecimiento en todos los países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París en 1889 es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago que fueron ajusticiados por su participación en las jornadas de lucha por consecución de la jornada laboral de ocho horas que culminaron el la huelga del 1º de mayo de 1886 en los Estados Unidos (EE.UU.), hecho que fue el origen de que dicha celebración se lleve a cabo es esa fecha. Curiosamente en EE.UU. no se celebra esta conmemoración. Allí celebran la Fiesta de los que trabajan el primer lunes de septiembre que se viene celebrando desde 1882 a propuesta del dirigente Peter J. Mac Guire de la Central Labor Union. Esta celebración ha sido apoyada e impulsada por los patrones y gobierno para eclipsar sentido real del 1º de mayo. Los hechos que dieron lugar esta celebración estan contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX. La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima ocho hora para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa. En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares. La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo), de origen anarquista. En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas. En caso de no obtener respuesta a este reclamo, se iría a una huelga. Recomendaba a todas las uniones sindicales a tratar de hacer promulgar leyes con ese contenido en todas sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de todas las organizaciones, que veían que la jornada de ocho horas posibilitaría obtener mayor cantidad de puestos de trabajo (menos desocupación). Esos dos años acentuaron el sentimiento de solidaridad y acrecentó la combatibilidad de los trabajadores en general. En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas de 8 y 10 horas (aunque siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a los obreros entre 14 y 18 horas). Las condiciones de trabajo eran similares, y las condiciones en que se vivía seguían siendo insoportables. Como la Ley Ingersoll no se cumplió las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento en demanda de las ocho horas de trabajo como "indignante e irrespetuoso", "delirio de lunáticos poco patriotas", y manifestando que era "lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo". La convocatoria de huelga La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (la principal organización de trabajadores en EE.UU.) remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: "Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto". Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de EE.UU. y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero. En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se podia leer: "Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas". El New York Times decía: "Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo". El Filadelfia Telegram decía: "El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho horas". El Indianápolis Journal decía: "Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento". El día 1 de mayo, la huelga El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga, mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La unica fabrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenia a base de esquiroles. El día 2 la polícia había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. A las 21.30 el alcalde, quien estuvo presente en el acto para garantizar la seguridad de los obreros, dio por terminado el acto. Pero el mismo siguió con gran parte de la concurrencia (más de 20.000 personas). El inspector de la policía John Bonfield consideró que habiendo terminado el acto no debía permitir que los obreros siguieran en ese lugar, y junto a 180 policías uniformados avanzó hacia el parque y empezó a reprimirlos. De repente estalló entre los policías un artefacto explosivo que mató a un oficial de nombre Degan y produjo heridas en otros. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de obreros, los cuales fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía. Se realizaron cantidad de allanamientos y se fabricaron descubrimientos de arsenales de armas, municiones, escondites secretos y hasta "un molde para fabricar torpedos navales". El juicio La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero. Se continuó con la detención de cientos de trabajadores en calidad de sospechosos. El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, siendo luego reducido el número a 8. El juicio fue una farsa del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, mientras la prensa la apoyaba publicando sensacionalísticamente que todos los acusados había que ahorcar a los extranjeros. A pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca. Consecución de la jornada laboral de ocho horas A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: "Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical". La convocatoria de huelga La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (la principal organización de trabajadores en EE.UU.) remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: "Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto". Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de EE.UU. y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero. En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se podia leer: "Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas". El New York Times decía: "Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo". El Filadelfia Telegram decía: "El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho horas". El Indianápolis Journal decía: "Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento". El día 1 de mayo, la huelga El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga, mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La unica fabrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenia a base de esquiroles. El día 2 la polícia había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. A las 21.30 el alcalde, quien estuvo presente en el acto para garantizar la seguridad de los obreros, dio por terminado el acto. Pero el mismo siguió con gran parte de la concurrencia (más de 20.000 personas). El inspector de la policía John Bonfield consideró que habiendo terminado el acto no debía permitir que los obreros siguieran en ese lugar, y junto a 180 policías uniformados avanzó hacia el parque y empezó a reprimirlos. De repente estalló entre los policías un artefacto explosivo que mató a un oficial de nombre Degan y produjo heridas en otros. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de obreros, los cuales fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía. Se realizaron cantidad de allanamientos y se fabricaron descubrimientos de arsenales de armas, municiones, escondites secretos y hasta "un molde para fabricar torpedos navales". El juicio La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero. Se continuó con la detención de cientos de trabajadores en calidad de sospechosos. El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, siendo luego reducido el número a 8. El juicio fue una farsa del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, mientras la prensa la apoyaba publicando sensacionalísticamente que todos los acusados había que ahorcar a los extranjeros. A pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca. Consecución de la jornada laboral de ocho horas A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: "Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical".
Día Internacional del Trabajo.
El Día internacional de los Trabajadores, el Primero de Mayo, es la fiesta del Movimiento Obrero Mundial. Desde su establecimiento en todos los países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista celebrado en París en 1889 es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago que fueron ajusticiados por su participación en las jornadas de lucha por consecución de la jornada laboral de ocho horas que culminaron el la huelga del 1º de mayo de 1886 en los Estados Unidos (EE.UU.), hecho que fue el origen de que dicha celebración se lleve a cabo es esa fecha. Curiosamente en EE.UU. no se celebra esta conmemoración. Allí celebran la Fiesta de los que trabajan el primer lunes de septiembre que se viene celebrando desde 1882 a propuesta del dirigente Peter J. Mac Guire de la Central Labor Union. Esta celebración ha sido apoyada e impulsada por los patrones y gobierno para eclipsar sentido real del 1º de mayo. Los hechos que dieron lugar esta celebración estan contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX. La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima ocho hora para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa. En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares. La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo), de origen anarquista. En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas. En caso de no obtener respuesta a este reclamo, se iría a una huelga. Recomendaba a todas las uniones sindicales a tratar de hacer promulgar leyes con ese contenido en todas sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de todas las organizaciones, que veían que la jornada de ocho horas posibilitaría obtener mayor cantidad de puestos de trabajo (menos desocupación). Esos dos años acentuaron el sentimiento de solidaridad y acrecentó la combatibilidad de los trabajadores en general. En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas de 8 y 10 horas (aunque siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a los obreros entre 14 y 18 horas). Las condiciones de trabajo eran similares, y las condiciones en que se vivía seguían siendo insoportables. Como la Ley Ingersoll no se cumplió las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento en demanda de las ocho horas de trabajo como "indignante e irrespetuoso", "delirio de lunáticos poco patriotas", y manifestando que era "lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo". La convocatoria de huelga La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (la principal organización de trabajadores en EE.UU.) remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: "Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto". Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de EE.UU. y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero. En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se podia leer: "Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas". El New York Times decía: "Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo". El Filadelfia Telegram decía: "El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho horas". El Indianápolis Journal decía: "Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento". El día 1 de mayo, la huelga El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga, mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La unica fabrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenia a base de esquiroles. El día 2 la polícia había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. A las 21.30 el alcalde, quien estuvo presente en el acto para garantizar la seguridad de los obreros, dio por terminado el acto. Pero el mismo siguió con gran parte de la concurrencia (más de 20.000 personas). El inspector de la policía John Bonfield consideró que habiendo terminado el acto no debía permitir que los obreros siguieran en ese lugar, y junto a 180 policías uniformados avanzó hacia el parque y empezó a reprimirlos. De repente estalló entre los policías un artefacto explosivo que mató a un oficial de nombre Degan y produjo heridas en otros. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de obreros, los cuales fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía. Se realizaron cantidad de allanamientos y se fabricaron descubrimientos de arsenales de armas, municiones, escondites secretos y hasta "un molde para fabricar torpedos navales". El juicio La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero. Se continuó con la detención de cientos de trabajadores en calidad de sospechosos. El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, siendo luego reducido el número a 8. El juicio fue una farsa del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, mientras la prensa la apoyaba publicando sensacionalísticamente que todos los acusados había que ahorcar a los extranjeros. A pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca. Consecución de la jornada laboral de ocho horas A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: "Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical". La convocatoria de huelga La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (la principal organización de trabajadores en EE.UU.) remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: "Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto". Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de EE.UU. y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero. En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se podia leer: "Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas". El New York Times decía: "Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo". El Filadelfia Telegram decía: "El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho horas". El Indianápolis Journal decía: "Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento". El día 1 de mayo, la huelga El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga, mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro. En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La unica fabrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenia a base de esquiroles. El día 2 la polícia había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. A las 21.30 el alcalde, quien estuvo presente en el acto para garantizar la seguridad de los obreros, dio por terminado el acto. Pero el mismo siguió con gran parte de la concurrencia (más de 20.000 personas). El inspector de la policía John Bonfield consideró que habiendo terminado el acto no debía permitir que los obreros siguieran en ese lugar, y junto a 180 policías uniformados avanzó hacia el parque y empezó a reprimirlos. De repente estalló entre los policías un artefacto explosivo que mató a un oficial de nombre Degan y produjo heridas en otros. La policía abrió fuego sobre la multitud, matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de obreros, los cuales fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía. Se realizaron cantidad de allanamientos y se fabricaron descubrimientos de arsenales de armas, municiones, escondites secretos y hasta "un molde para fabricar torpedos navales". El juicio La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero. Se continuó con la detención de cientos de trabajadores en calidad de sospechosos. El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, siendo luego reducido el número a 8. El juicio fue una farsa del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, mientras la prensa la apoyaba publicando sensacionalísticamente que todos los acusados había que ahorcar a los extranjeros. A pesar de no haberse probado nada en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca. Consecución de la jornada laboral de ocho horas A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: "Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical".
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